jueves, 9 de agosto de 2012
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entre notas nace un secreto/bleach/ (RenjixIchigo)

(Esta historia no es mia). Eran ya las cuatro de la mañana, y la sola idea de pensar en que tenía que levantarse máximo siete treinta para poder llegar al liceo a las ocho “le pegaba en el forro de los huevos”; bien, eso era exactamente lo que pensaba el chico de cabello naranja mientras dejaba caer a Zangetsu violentamente sobre la dura mascara de un Hollow hambriento que lo había arrastrado de una punta de la ciudad a la otra.

- Mierda, ¡Rukia!, ¿la sociedad de almas no cuenta con el suficiente personal para hacerse cargo de éstos bichos?, necesito volver a dormir. –Cerró los ojos y suspiró.

-Será uno más y listo – Su celular volvía a sonar insistentemente, con el tintinear molesto.- ¡Por aquí! – Indicó y corrió con el shinigami siguiéndola de cerca.

- Lo mismo dijiste hace una hora

Cuando por fin la tediosa tarea acabó se dignaron a volver. El invierno crudo se hacía sentir sobre la piel, realmente estaba helado y no tardaron en darse cuenta cuando la adrenalina del combate y la carrera contra el tiempo para localizar a los demonios se esfumó por sus poros. Aunque serían menos de cuatro horas de sueño, en este momento le parecían más que suficientes con total de permanecer caliente en su cama. Desde el tejado vecino observó su habitación, una luz tenue indicaba a Ichigo que Kon tenía encendida la estufa, “ese hijo de puta” pensó, “yo trabajando y el calentito frente a la estufa”. Un salto y allí estaban, colándose por la ventana de la habitación. Para sorpresa de ambos, no era Kon quién estaba frente a la estufa, al menos no solo, lo acompañaba Renji, quién se cubría con una de las colchas de la cama del peli-naranja. Abrió la ventana de un golpe, Rukia ya se veía venir la guerra habitual entre ambos.

- ¡Renji!, ¿quién te dio permiso para entrar?, tu pedazo de imbécil, ¡vete! – No era que no le agradara la presencia del pelirrojo, si no que se veía venir más trabajo siempre que él estaba allí, o alguna petición, o que jodiera más de la habitual, y por supuesto, Ichigo estaba muerto de sueño.

-¡Hijo de puta!, ¡vengo a verte y me echas así de tu casa!, ¿¡quieres pelear!?- Se paró sobresaltado dejando caer la colcha, la cual Kon alejó de la estufa alarmado de que se prendiera fuego. Ichigo entró y se paró frente a él, lo tomó de la ropa.

-“¿Quieres pelear?” y una mierda dices, son las cuatro de la mañana Renji, con gusto voy a darte una paliza– Se pusieron en posición de batalla soltándose y retrocediendo pero Rukia se adelantó.

- ¡Oi!, ¡basta!, parecen niños, todos a dormir, mañana tenemos clase – Renji se cruzó de brazos y desvió la mirada. Ichigo se rascó la cabeza y se dejo caer en su cama dónde se reencontró con su cuerpo para fusionarse con éste.

- ¿Dónde va a dormir Renji? –Preguntó el Shinigami sustituto ya en su cuerpo original que llevaba una remera de manga corta y un pantalón deportivo.

- No te preocupes, duermo en el piso, con esta colcha y la estufa es suficiente.  – Se volvió a sentar frente a la estufa envolviéndose.

(Hasta mañana~ se sintió de la voz de Rukia)

- No me preocupaba… - Desvió la mirada y se metió bajó las frazadas. Le arrojó con una almohada a Renji. Rukia ya había desaparecido detrás de las puertas del armario y Kon roncaba en su alfombra de siempre.

 Refunfuño para luego chistar, en realidad si se preocupaba, es más, se sentía mal de dejarle durmiendo en el suelo, pero ¿qué iba a hacer?, Rukia ni siquiera había prestado atención como para ofrecerle algún colchón del armario “y ¿dejarlo dormir en mi cama? ¡No me jodas!”. En todo ese pleito suyo que no lo dejaba dormir, Renji se envolvía todo lo que podía para intentar matar el frio, la mañana se había vuelto realmente cruda, ni la estufa ayudaba. Dio un par de vueltas en el suelo intentando pensar en otra cosa, no quería molestar al otro y mucho menos a Rukia. Ichigo se dio vuelta y lo observó por encima de las frazadas, ver al pelirrojo tan varonil y fuerte temblando era algo inhumano, “mierda…” dijo para sí mismo.

- Oe, Renji… - ante el llamado volteó para ver a Ichigo el cual abría su cama.- Ven… -El pelirrojo sorprendido se sentó en el suelo observándolo.

- ¿En serio? – se arrodillo.

- Hace mucho frio… – se sonrojó sin ocultarlo y Renji imitó el gesto.

- Hm… – Se levantó caminando parsimoniosamente hacia la cama de Ichigo, esperando que no le pateara o cambiara de opinión al instante.

- Vamos, metete de una vez, estoy helado… - Se dio la vuelta dejándole espacio y retomó el intentar dormir. Renji se acomodó colocando la colcha que él llevaba por encima de ambos y se abrigó hasta la cabeza.

- Ichigo… -Lo llamó. Sentía el aroma del chico en toda la cama, era adormecedor el calor incluso de su cuerpo o su Riatsu, tan cerca del suyo que fluía claramente hacia sus sentidos.

-¿Hm…? – Cerró los ojos y se dejó llevar por las mismas sensaciones, aquél Riatsu tan tranquilo y equilibrado, no como cuando lo sentía violento, entusiasmado o enérgico. Era fuerte pero se mostraba rendido ante la situación. Tal debilidad le hacía sentir seguro.

- Gracias – Y se entregó al sueño junto con el peli-naranja.

  El despertador sonó sobresaltando al pelirrojo, con los ojos entrecerrados lo alcanzó arriba de la mesa para apagarlo. Se sentía pesado, tenía el pecho caliente, se refregó un poco los ojos, se quito el brazo de encima del abdomen, la pierna de encima de sus piernas y se sentó en la orilla de la cama… “Espera… ¿qué?”. Volteó asustado para ver a Ichigo todo revuelto en la cama, durmiendo como un niño, con la ropa desarreglada permitiendo ver parte de su cuerpo y en la misma posición en que lo había dejado, como si estuviese abrazando algo, que era lo que precisamente estaba haciendo hasta que Renji se lo quitó de encima. ¿En qué momento el menor se había trepado a su cuerpo?, pues seguramente mientras dormían porque incluso si él lo supiera, armaría un escándalo, así que claramente, no diría nada al respecto.
 Se paró para observarlo mejor, él era la razón por la que no había pasado frio en toda la mañana, no había porque burlarse o montarle una escenita para hacerlo quedar en ridículo, porque a decir verdad, el cabeza hueca le gustaba demasiado para eso, es más, se sintió un poco idiota por no disfrutar de la situación. Pero no era momento de pensar en eso, Rukia estaría por levantarse, se acomodó un poco la ropa.

- IOe!, ¡Ichigo! – lo llamó hasta que el otro por fin entre abrió los ojos.- Tenemos que ir a clases.

 Después de las preparaciones de siempre, Rukia se adelantó con Renji por la ventana e Ichigo bajó a desayunar con su familia.
 Se quedó en trance mirando el desayuno que su hermana había preparado. No había sido ningún acto de sonámbulo, no, a él no le pasaban esas cosas, quizás fue el frío, o el aroma de aquel hombre, o su cuerpo, o tal vez el Riatsu que parecía siempre provocarle, no lo sabía, pero se había hecho el tonto para terminar sobre el pecho del pelirrojo y las últimas horas de sueño se las llevó su calor. “No pasa nada…” insistió, y por un instante quedó en shock “¡¿Soy gay?!”.

-¡aa! –Exclamó quedando paralizado con cara de haber visto el horror más grande del mundo. Karin y Yuzu se asustaron. Hasta que la matutina patada en la cara de su padre lo devolvió a tierra, literalmente.- ¡tú, imbécil! – Le devolvió el golpe con mayor fuerza.

- ¡Esa fue por estar distraído en medio del desayuno y asustar a tus hermanas! – Gritó el mayor de todos lloriqueando en un rincón con su cara pateada.

- Me voy – Ichigo tomó su mochila y se retiró escuchando los gritos de su padre que siempre rezaban lo mismo “¿te vas, cobarde?”, “Vuelve aquí, ya verás”.

 No iba a negarlo ahora, menos después de lo que había hecho, que seguramente Renji se había quedado pensando en sus acciones. Le gustaba el pelirrojo, “¿desde cuándo?”, simplemente no se supo contestar, tal vez desde que se dio cuenta y esa era una respuesta muy especial.
 Se apresuró para no perder el tiempo divagando sobre los obvio. “Gustar” era más complicado que eso, no era que a él le gustaran los hombres, le gustaba Renji, eso era lo innegable, le gustaba discutirle cualquier tontería, pelear con él, mantener una conversación incoherente, reírse, lo que sea estaba bien, disfrutaba estar con Renji. Incluso pensó más de una vez “estúpido Renji, si hubieses sido mujer sería diferente”, Renji como mujer sería la novia que él quería; fuerte, torpe, inocente, inteligente, con sentido del humor, divertida, bonita… “¡Gah!, otra vez estoy pensando en él, mierda…”. Pero las cosas eran peores que esa situación de convencimiento, Renji no era mujer, y así como era el pelirrojo, aún así, le gustaba.
 Llegó por fin al edificio, entró y se dirigió rápido a clases. Por supuesto que había llegado tarde, salir tarde significa llegar tarde. Rukia, Renji, Sado, Orihime e Ishida estaban en sus respectivos asientos, los primeros dos le reprocharon con la mirada el haber llegado a esa hora cuando todos se levantaron casi al mismo tiempo, pero era de saberse que a Ichigo poco le importó. Se sentó cerca de la ventana como siempre, sacó su cuaderno y un lápiz para dejarlos en el pupitre. Renji prestando atención en clases, sonrió un momento, hasta a él le parecía natural la situación. Rukia leía y los demás tomaban apuntes. Se distrajo un momento viendo hacia afuera, “debería decirle algo” pensó; la distancia entre ambos no era la gran cosa dado que los separaba un pequeño espacio que hacía de pasillo, sólo que las palabras no salían de su boca, demasiado silencio. Arrancó un pedacito no muy pequeño de la última hoja de su cuaderno y escribió.

- Perdón por lo de anoche, seguramente te sentiste incómodo cuando despertaste – la dobló hasta hacer de ella algo pequeño y la pasó rápidamente a la mesa de su compañero. La reacción de Renji fue mirarlo, los ojos de Ichigo llevaron los suyos al papel luego de articular con sus labios un “ábrelo”. Renji lo miró con atención leyendo despacio, se sonrojó y miró para todos lados asustado. Ichigo miró hacia el frente para disimular, no esperaba que el pelirrojo se pusiera a tono, sonrió.

- No me sentí incómodo, estábamos calentitos – Escribió, se sonrojó aún más pero puso cara de poco interés. La única que los tenía bien observados mientras se pasaban el papelito era Orihime, a la cual le resultaba extraña aquella interacción tan íntima entre ambos. “Seguramente es algo de la sociedad de almas” pensó. El papel le llegó a Ichigo. “¿Qué diablos significa esta respuesta?, ¿no va a decirme alguna chorrada como: “¿estás de puto o qué?” o “como lo vuelvas a hacer te arrojo por la ventana” o algo?”. “…estábamos calentitos” releyó una y otra vez, “tan infantil que me resulta estúpidamente tierno”.

- Es verdad… ¿por qué estabas en el cuarto anoche?-Lo dobló y se lo pasó. Le hubiera parecido la oportunidad perfecta para decirle que le gustaba, pero esas cosas se dicen cara a cara, aunque el riesgo de que te pateen los testículos sea mayor.

- Te dije ayer, porque quería verte, “vengo a verte” dije – Las cosas eran diferentes para Renji, a él no le interesaba eso de ser gay porque ni siquiera sabía lo que era eso, simplemente entendía que le gustaba Ichigo. En la sociedad de almas nadie decía “maricón”, “puto”, o “gay, esas eran cosas humanas. Lo único que le preocupaba era que Ichigo lo rechazara, tal cual se preocupa un hombre que ama a una mujer que no lo registra ni en figurita. Pasó el papel ya habiendo dicho demasiado y con los nervios dando vueltas en su estómago. Ichigo leyó, Renji no lo observó pero el peli-naranja miró hacia afuera mientras el rubor se apoderaba de toda su cara. “Mierda… éste imbécil…” pensó. Arrancó un pedazo de hoja nuevo y posó el lápiz sobre él “Renji me … me…” pero parecía que el condenado cilindro de madera funcionaba a la par de su cerebro que no le permitía terminar la oración. Rayó bien lo escrito anteriormente para que no se viera.

- ¿Después podemos hablar a solas? – Tan sólo eso, vería que hacer después. Lo pasó sin mirarlo. Renji leyó “…. hablar ¿¡a solas!?” Ahora si estaba más que nervioso y sonrojado. Si tenía suerte tal vez las cosas podían ir a su favor con el peli-naranja. Observó el texto rayado con curiosidad y se quedó pensado.

- ¿Nos alejamos del grupo en el receso o prefieres que hablemos en otra situación? – Lo pasó.

- Cuanto antes mejor, podemos ir detrás del gimnasio – “si no se lo suelto ahora, no lo haré más”, lo pasó. Las cosas se estaban poniendo en evidencia ya, pero bueno, entonces todo sería más fácil. Renji solo no contestó. Faltaban 5 minutos para que tocara el timbre y la respuesta era explícita.

 Tocó el timbre. Salieron todos para el patio. Orihime se juntó con Rukia para invitarla a almorzar como siempre e Ichigo les dijo a los demás que lo esperaran, tenía que hablar algo con Renji en privado, el mencionado terminó con un “volveremos dentro de nada” y caminó detrás del menor. Por supuesto que las miradas curiosas y las preguntas internas los persiguieron hasta que se perdieron. Rukia se molestó, si era algo relacionado a los incidentes en la sociedad de almas o alguna información extra y estaba siendo excluida les caería como la tormenta sobre sus cabezas, pero no podía ir, tenía a Orihime encima con las mismas curiosidades.
 Caminaron hasta detrás del gimnasio. Renji se recostó sobre la pared mirando a Ichigo que observaba desatento a través del tejido, el pasto, el rio que corría detrás del instituto y las casas.

- ¿Prefieres que hable yo primero? – Decidió romper con la tensión viendo al peli-naranja tan atorado con sus sentimientos y sin saber escoger las palabras adecuadas.

- Me gustas – Soltó como si esa fuera la carga más pesada del mundo y al fin la tiraba al mar. Aunque en realidad la cadena se lo llevaba consigo a lo más profundo. Renji se sorprendió, quedó sin habla, mudo ante tal cosa, pero le subían mil cosas por el cuerpo, incredulidad mezclada con alegría, nervios, vergüenza, un poco de todo. Ichigo se dio la vuelta y lo miró con el entrecejo fruncido como lo hacía siempre.- Oe, Renji, di algo… te lo dije ¿no? Imbécil… mira que quedarte trancado justo ahora – Allí estaba, como siempre, rompiendo la atmósfera. El pelirrojo quedó cortado y se puso a la defensiva.

-¡Tu, hijo de puta!, ¡estaba por decirte algo lindo! –Se enfrentó a él alzando el puño, pero el menor sólo se sonrojó mirando hacia un lado con su entrecejo todavía ofendido con él mundo.

- Pues… dilo de una vez… - Y otra vez lo dejó cortado, Renji volvió a ponerse como un tomate. En éste momento Ichigo se veía realmente tierno, lo que era raro de ver, al menos se lo estaba mostrando a él. El pelirrojo suspiró.

- Diablos, eres… - se llevó las manos a los bolsillos y miró hacia un lado – Tu también me gustas, la verdad que mucho más de lo que pensaba que me podías llegar a gustar.

- Hm… - La verdad era que no sabía que decirle, no quería que las cosas quedaran del “sí, porque sí” pero tampoco tenía idea de que hacer, era nuevo para él ese tipo de cosas. Sin embargo levantó la mirada cuando vio a Renji acercársele. Lo miró a los ojos muerto de la vergüenza. Una mano le tomó del rostro y el otro brazo lo rodeo por la cintura, ni siquiera le dio tiempo de reaccionar cuando los labios del mayor tomaron los suyos sutilmente, dándole tiempo de asimilar y responder. Cerró los ojos, nunca había sentido tantos nervios en la vida, estaba siendo besado por Renji y que bien lo hacía, tan dulce, tan suave. Se abrazó de la cintura del pelirrojo para concentrarse en los movimientos de su lengua, quería que él también lo sintiera de la forma en que lo estaba sintiendo.  El cuerpo del otro lo sacó de concentración cuando se pegó al suyo insinuante, chocando sus entrepiernas. Lo empujó viendo que la situación se iba de tema.- ¡Renji…! – respiraba agitado. Le miró a los ojos reprochándole la actitud al mayor que no estaba sorprendido si no que bajó la mirada sabiéndose fuera de lugar.- Tú… idiota, no te pases de listo, ¡¿qué pretendías?!

- Ya sabes “¿qué?”, te haces el idiota– se sonrojó- Me gustas, anoche te pegaste a mi cuerpo sin ninguna consideración, hoy me besas de ésta forma y pretendes que no sienta cosas… -Se acercó de nuevo, Ichigo no se puso en guardia si no que lo aceptó de nuevo cuando lo volvió a besar pasionalmente. Al separarse sus ojos se encontraron en una batalla llena de lujuria.- Quiero ir enserio contigo, no estoy para juegos.

- Renji… - El teniente del sexto escuadrón iba muy enserio. Una sonrisa fue lo último que le dedicó, luego lo soltó, se dio la vuelta y caminó rumbo al patio. Ichigo no hizo más que seguirlo en silencio, pensativo “ir enserio” sabía muy bien lo que significaba, pero tampoco le dio lugar a respuestas “Renji, maldito tramposo”, él sabía lo que sentía, por eso se sintió libre de adueñarse de la situación.

 Más no era para pensar que esa no era una salida triunfal, besarlo así, sonreír, darse la vuelta e irse, dejándolo como más quería, pensando en él. Por tanto a espaldas de Ichigo, más bien al frente y sin que éste pudiera verlo, nuestro teniente sonreía sabiendo ganada la batalla y confiado de que el peli-naranja era fiel a sus sentimientos. Sobre todas las cosas era verdad que iba enserio “no pretendo que las cosas vayan muy de prisa ni que exponga una relación porque yo se lo pida…” pensó “pero si puedo tenerlo para mi… será suficiente”.
 Se reencontraron con los demás y Keigo se arrojó encima del peli-naranja con sus cuestionarios de siempre.

-¿A dónde fueron ustedes dos solitos? ¿No será que…? - se sorprendió sin razón alguna e hizo un escándalo- ¿!están haciendo cosas a escondidas!? – Ichigo lo bajó a tierra de un golpe.

- ¡Calla, Keigo!, ¡¿qué mierda dices?!, ¡idiota! – Keigo lloraba sobándose el golpe. - ¡Tan molesto!

- ¡Ichigo!, ¿qué tanto parloteaban a solas? –Soltó Rukia antes que se la comiera la curiosidad luego de liberarse de Orihime que pasaba el rato con Tatsuki y las demás. Verdaderamente le molestaba todo aquello, volvieron con la misma cara que antes, como si nada hubiese pasado. Sin embargo notaba que Ichigo estaba inquieto.

- No fue nada, temas personales que teníamos que resolver – Interrumpió Renji. El peli-naranja quedó cortado al igual que Rukia, no dio lugar a nada, dejó en claro que era entre los dos de una manera muy brusca, incluso la morocha no supo reaccionar ante la respuesta del teniente- ¡Ha!, es cierto… - prosiguió sin darse cuenta golpeando el puño sobre su palma abierta, en expresión de haber recordado algo importante.- Iba a contarles anoche pero no pudimos hablar, conseguí un apartamento en dónde quedarme, con el artefacto de la modificación de memoria puedo hacerle pensar al dueño que pago el alquiler y me quedo gratis – Cruzó  los brazos como si fuera el acto más sabio del mundo.

- ¡Renji!, eso no está bien, ¡tonto!- Reprochó la shinigami ante el abuso del teniente.

- Sólo será por un tiempo, no es que vaya a hacerlo para siempre – Ignoró las miradas furtivas viendo hacia el cielo.

 Fue algo que incomodó completamente a Ichigo… ese comentario “no es que vaya a hacerlo para siempre”, la discusión entre la morocha y el pelirrojo continuaba, pero él se ensimismó en sus pensamientos mientras observaba el suelo. “¿Hasta cuándo… hasta cuándo las cosas seguirán así?. Un día tendrán que volver a la Sociedad de Almas y mi vida volverá a ser como antes, ¿verdad?, no volveré a ver a Rukia, ni a los capitanes, ni al enfermo mental de Kempachi, tampoco… a Renji… no volver a verle, no imagino mis días sin ellos, sin él… mierda, no me hace bien pensar en esto”

- ¡Ichigo!, ¡di algo! – gritaron los dos al unísono bajándolo de la nube mental.

- Maduren… -La morocha se quedó de boca abierta enojada. Y Renji le puso cara de odio para luego comenzar a discutir. Era el mismo lío de siempre, las risas, los murmullos, las discusiones. No quería extrañar nada de eso, no se permitiría abandonar nada de eso, fue lo que se prometió Kurosaki Ichigo el invierno de sus 16 años.

 El día prosiguió como siempre, tranquilo, algún Hollow apareció durante las horas de clase pero no fue algo de lo que no pudiera encargarse en minutos. El timbre indicó la vuelta a casa y así se despidieron en el portón de todos hasta que sólo quedaron Rukia, Ichigo y Renji saludando con la mano a Orihime que se alejaba. El pelirrojo observó un rato a la morocha, “mierda, estás todo el tiempo aquí, ¿no tienes algo mejor que hacer?”, le hubiera gustado invitar a Ichigo a ver una película en su nuevo espacio personal, podrían estar solos y… bueno, pasar el rato, pero ella le arruinaba los planes.

- Bueno, nos vamos a casa– Insistió Rukia al ver al shinigami sustituto muy parado mirando a Renji que lo observaba intentando decirle mil cosas con la mirada.

- Claro… nos vemos mañana entonces – Estaba realmente decepcionado. Ni siquiera podía encontrar una excusa, encima su imitación de novio no abría la boca para decir nada.

- Oe, Renji – lo miró expectante, naciendo en él una esperanza.- No dejes la ventana abierta cuando te vayas a dormir... –Una indirecta, una clave, sino él no le diría esas cosas, él no es así. Rukia sabía que Renji era torpe, seguramente era capaz de dejar las ventanas abiertas al irse a dormir y se congelaría. Pero no vio lo que había detrás “Déjala abierta, iré ésta noche”.

-Hm… no lo haré – Respondió haciendo el tonto con una sonrisa en los labios “Estaré esperándote…”

 Se separaron por fin. Sentado frente a un libro en el escritorio de su habitación miró ansioso el móvil “ése idiota nunca me pasó su número… joder, ¿cómo me libro de Rukia?” Pensó en Urahara, ella siempre se iba para allá cuando las cosas se ponían aburridas. Estaba echada boca abajo en su cama con Kon durmiendo a su lado, dibujando algunas caricaturas sobre las hojas de un cuaderno con el audio conectado a sus oídos mientras mecía las piernas hacia arriba de un lado al otro al ritmo de la música. Tomó el móvil disimuladamente colocándolo encima del libro, buscó a Urahara entre sus contactos, seleccionó la opción enviar mensaje y a continuación escribió “Kisuke, hazme el favor y llama a Rukia, no importa la excusa, me da pena salir de casa sólo pero tengo una cita y no quiero tener que excusarme frente a ella”, lo envió. El aparato vibró poco después anunciando la respuesta “Una cita Kurosaki-kun, me alegro, le diré que venga, pensábamos hacer torta y té, te lo perderás, que pases bien :)”. Al rato el móvil de Rukia sonaba exigente de atención, la morocha se levantó para tomarlo de arriba de su cama en el armario y atendió.

-¿Hola?, ¡Ah, Urahara!... ¿eh?, sí…, sí… ¿llevo algo?, bueno, gracias, estaré ahí en un rato.- “¡Bingo! pensó el peli-naranja”- Oe, Ichigo, Urahara tiene una pequeña fiesta de té, ¿quieres ir?

- No, estoy bien – Cerró el libro y se tiró en su cama luego de arrojarle a Kon a los brazos, el cual se sobresaltó asustado.

-¡Ichigo, maldito imbécil! –Gritó el peluche enfurecido.

- ¿Enserio, no quieres ir?- insistió Rukia, pero Ichigo cerró los ojos haciéndose el agotado.

-¡Oe, no me ignores! –Kon intentó soltarse de los brazos pero éstos lo sujetaban fuerte.

- No, ve tú, disfruta por mí, yo me quedaré a descansar, y llévate a Kon – Kon respondió enojándose más.

-¡Ha!, ¡estar con nee-san es mucho mejor que pasarme contigo! – Ofendido se metió dentro de la mochila amarilla que la joven se había colgado al hombro.- ¡ni creas que te voy a extrañar, Ichigo baaaaka! – Se sintió desde dentro, el mencionado sólo suspiró.

- Bueno, te lo pierdes, me voy yendo, si cambias de opinión sabes dónde ir – Abrió la ventana y se retiró de un salto.

 Bien, al fin sólo. “Esperaré un poco e iré a ver a Renji…” aunque en realidad estaba confundido, ir con Renji, no tenía idea de lo que podía pasar de estar solos en el apartamento los dos pero la verdad es que quería verlo. Se llevó los dedos índice y medio a los labios, posándolos sobre ellos como si quisiera traer consigo un recuerdo “él… me besó…” su mejillas se sonrojaron.
 Eran eso de las siete y media cuando se vio caminando por las calles buscando el inconfundible riatsu de Renji, con un buzo verde oscuro, una campera negra y unos jeans. Dio un par de vueltas luego de tanto andar y se halló frente a un pequeño edificio muy coqueto, dos pisos, y bastante amplio, ocupaba media manzana. Tal vez sería alguna especie de complejo.  Camino buscando una ventana abierta en el segundo piso y la encontró por fin, cerca de la tercera puerta. Subió por la escalera, la ventana era sólo un indicativo, pero no valía la pena entrar por ella. Llamó a la puerta y esperó. Cuando se abrió lo recibió un Renji sorprendido con una musculosa blanca, el cabello suelto, húmedo y un pantalón deportivo negro. Ichigo lo observó sorprendiéndose también, pero de su apariencia tan natural, se sonrojó e hizo a un lado la mirada.

- No creí que ibas a venir tan temprano, entra – le hizo espacio para que pudiera entrar y trancó la puerta.- Te ves… bien – Dijo observándolo detenidamente.

- H-Hn… -no podía perder el sonrojo. Se fijó en que todo estaba muy ordenado en la sala de estar, la mesa de luz enfrentada a la tele y delante de los sillones de color crema, a su izquierda nada más entrar por el pasillo, la cocina impecable. Enfrente: una puerta abierta, seguramente daba a la habitación que daría al baño. El típico apartamento de soltero.- Tú también te ves bien… - Renji se sonrojó- Hace calor aquí adentro.

- Si quieres bajo la temperatura del acondicionado.- Dijo precipitándose hacia el aparato que colgaba cerca de un mueble repleto de adornos y libros.

- No – lo detuvo antes de que pusiera su mano sobre el regulador- me quitaré algo de ropa – Dicho esto se quitó la campera y el buzo quedándose con una remera de manga corta negra. Los cargo en su mano observando a su anfitrión que estaba admirándolo en cada movimiento- No te quedes callado y dime dónde dejo mis cosas, me pones nervioso…

-¡Ah, lo siento!, en el cuarto, allí – Señaló la puerta e Ichigo ingreso. Una cama de dos plazas con una colcha azul muy bonita y almohadas negras. Una mesa de luz a cada lado, el placar de la ropa enfrentado a la cama y a su izquierda una silla con su escritorio de madera, encima: una lámpara de cuello fino como las que se ven en las oficinas acompañando a un libro de color rojo sangre. La puerta que daba al baño se encontraba a la derecha del escritorio. Tiró las cosas encima de la cama y volvió a la sala de estar. Renji hurgaba en su heladera. Tomó dos latas de cola y volteó para encontrarse con la mirada de su acompañante.- Pensé que te gustaría algo de beber.

- Si… - Se acomodó en el sillón, Renji le ofreció la lata y se sentó a su lado destapando la suya.

- ¿Quieres ver una película? – Al lado del sillón se alzaba un mueble alto y fino con algunas películas. Al parecer el pelirrojo no había perdido el tiempo en su estadía. Revolvió buscando algún título que le pareciera de interés para ambos.

- ¿Hace cuanto no vives con Urahara? – Preguntó. El pelirrojo se acercó a su tele y colocó en el dvd la película.

-Hace dos semanas, no les había dicho porque sabía que Rukia me echaría la bronca, también tengo un trabajo de medio tiempo…

- ¡¿Eeeh?! –Le había tomado de sorpresa aquello.- ¿Trabajo de medio tiempo?

- Tengo que pagar mis cosas, ¿no lo esperabas? – Echó a correr la peli y se sentó de nuevo.

-La verdad no… - Tomó un sorbo – Vaya, si al final eres un tipo responsable y todo… - se acomodó tirándose hacia atrás- ¿en que trabajas?

- En el minimarket de aquí a la vuelta. Trabajo después de clases, de 3 a 8, aunque hoy me dejaron salir a las 7 porque estaba todo demasiado tranquilo, terminaba de bañarme cuando llegaste.- Pasó el brazo disimuladamente sobre los hombros de Ichigo el cual lo observó tal cual un perro desconfiado.- Vamos… estamos solos.

 El peli-naranja se acurrucó tímidamente contra el cuerpo de Renji disfrutando del abrazo. No le gustaba la idea de ser la “chica” de la relación pero bueno, recostó la cabeza sobre su hombro y se dedicó a ver la tele. La verdad era que estaba cansado y la peli a pesar de ser interesante no le atraía más que tocar un rato a Renji, eso era lo que más quería, tocar a su Shinigami favorito, tener un momento íntimo, aunque fuera lo más gay que pensó en su vida. Se incorporó mirando al teniente con el entrecejo fruncido como siempre “ésta vez yo pondré la iniciativa…”, Renji lo observó curioso hasta que le vio acercarse, entendió el mensaje y se acercó también para responder al beso debidamente, incluso más que responder, tomo el control sobre la boca del menor, explorándola indiscriminadamente mientras que se imponía para hacerlo caer sobre el sillón e irse colocando encima. El beso se tomó su tiempo para hacerlos entrar en ambiente, Ichigo se abrazó del cuello del pelirrojo mientras éste intensificaba el contacto de sus cuerpos a medida que mordía aquellos deliciosos labios, un par de suspiros acalorados interrumpieron el beso cuando el cuerpo de Renji comenzó a moverse rozando las entrepiernas de ambos. El peli-naranja se estremeció varias veces y le buscó la boca al otro para robarle algunos besos mojados y fugaces, no podía dejarle todo a Renji así que le quitó la remera y se dedicó a propinarle mordidas suaves y pronunciadas sobre su hombro mientras exploraba la fuerte espalda con sus dedos “mierda, Renji, eres tan sexy… “, era algo más que los tatuajes de aquel hombre lo que le ponían a mil, en éste momento estaba al límite. Se miraron un momento, Renji llegó al extremo que un hombre puede soportar en la contención al ver la cara de satisfacción y deseo de Ichigo. Bajó su mano hasta el jean y se lo desprendió para luego meter la mano y acariciar su erección.

- Ah… Renji… hazlo– Así le gustaba, demandante. Se levantó y lo cargó en sus brazos para luego dirigirse a su cuarto. Se trepó a la cama de rodillas con el peli- naranja en brazos y lo acostó. Volvió a colocarse encima y entre besos prosiguió donde había quedado. Le desnudó juguetonamente, besándolo por momentos mientras sus manos le recorrían deteniéndose de vez en cuando en pellizcar sus pezones o masturbarlo. Ichigo se mostraba pasional, pero no atinaba en ningún momento a adentrarse en sus pantalones lo que le puso un poco nervioso, los besos, las caricias y las mordidas no le ayudaban en nada con el problema entre sus piernas. Se detuvo mirándolo.-¿Qué… - el peli-naranja lo observó con el entrecejo fruncido- qué sucede?

- Estoy duro… - Casi susurró Renji reclamándole algo de atención. A Ichigo le cayó la ficha de inmediato, no había caído en cuenta rendido ante las atenciones del pelirrojo que el también necesitaba… bueno, ser tocado allí.

- Lo siento – le susurró sonrojándose para luego meter una mano en el pantalón del teniente y tomar su miembro en pronunciadas caricias.

-Ah, más suave Ichigo, hazlo lento – Acató la orden sin quejas, masturbándolo despacio, la expresión de gozo del Renji le hacía disfrutar sus gemidos aún más. Le quitó la ropa en un momento deteniendo las manos del otro – Date la vuelta… - susurró. Ichigo dudó- Confía en mi… - susurró nuevamente. Ichigo asintió y se dio la vuelta levantando el trasero, aunque la idea de ser el uke del pelirrojo no le gustaba en absoluto ahora ya estaba todo hecho.

 La lengua de Renji bajó delicadamente por su espalda hasta su ano, lamiendo en círculos la entrada, haciendo al peli-naranja estremecerse y gemir. Ingresó uno de sus dedos en la estrecha cavidad, recibiendo más gemidos y le dio cabida a otro dedo.

-Aaaah, Renji , yo… - Iba a pedírselo pero el orgullo se lo impidió. La verdad era que lo quería.

-Dime… -Provocó la vergüenza del otro sabiendo lo que quería. Movió los dedos más adentro.

- ¡Ah!, maldición Renji, me... mételo- se sonrojó. El pelirrojo se ubicó e posición y le penetró lentamente, yendo con cuidado.- ¡Aaah, Renji!

-¿Vamos bien? – Suspiró intensamente. Ichigo asintió tomándole la cintura con una mano para darle aliento a que continuara.

 Renji lo metió completamente y se dio un tiempo para que el otro se acostumbrara besándole los hombros. Comenzó a embestirlo a un ritmo suave, el peli-naranja respondió con jadeos pesados y gemidos intensos.


-Ah! Rukia-san! –Se quejó el peliblanco –Perdí de nuevo!

-Eso es porque eres malo en este juego-tiró las cartas sobre la mesa- debería volver, Ichigo se quedó solo – Kon miraba la televisión junto con los dos niños que vivían con Urahara.

- ¿Otra partida? – Urahara sabía que debía de hacer tiempo, pero no pensó que las cosas se le iban a ir de las manos.

- Hemos jugado un montón, ¿qué tratas de hacer, quieres que me quede a vivir aquí? Ya es súper tarde… -Se levantó para irse. Urahara tomó su celular disimuladamente y le mandó un mensaje a Ichigo “Rukia está regresando con Kon”.


 Entre tanto todo era gemidos, gritos, y jadeos pesados en la habitación de Renji. Incluso algún que otro insulto se colaba al momento. Es que el teniente no estaba siendo nada delicado con su amante, lo tomaba de frente rápido y duro, sujetándole las piernas. Ichigo se había agarrado de la cabecera de la cama entretanto apretaba los dientes y gemía.

- ¡ahg! ¡mierda!... ¡Hn!..., ¡Renji! – Lo estaba sintiendo tan intenso con la imagen del pelirrojo húmedo y brillante, con el cabello suelto frente a él que ni siquiera se dio cuenta cuando su celular sonó advirtiéndole el regreso de Rukia.- ¡Me… corro…!

- Ichigo… Ichigo –el peli naranja se sonrojo aún más, el mayor apoyo la frente contra la suya con los ojos cerrados mientras susurraba su nombre, parecía perdido en alguna especie de transe, gemía delirante y embestía sin perder el ritmo. Estaban completamente conectados.

- Renji~ -Le susurró sensualmente al oído tomándolo del cabello. El pelirrojo echó la cabeza hacia atrás con un fuerte gemido y se dejó ir dentro del otro que se corrió también desmayándose por la intensidad de la sensación.

- Oe… Oe… Ichigo – Se asustó al verlo desmayado respirando agitado.- Maldición…


 Rukia no era ninguna tonta, y en la dirección que iba no sentía el Riatsu de Ichigo ni en broma, estaba más lejos, por lo que curiosamente lo siguió. “¿A dónde habrá ido? Tal vez tuvo algún inconveniente con un Hollow” caminó a prisa.

-¿Qué pasa nee-san? – Kon salió de la mochila a curiosear.

-Nada, vete a casa que iré dentro de un rato –Sacó al peluche de la mochila y continuó su camino.


 Ichigo descansaba debajo de las frazadas de la cama de Renji, se veía bello acostado boca abajo con la cabeza de lado, su rostro reflejaba paz, y no tenía el entrecejo fruncido como siempre. Renji salía de la ducha con una toalla rodeándole la cintura, se sentó en la cama y lo observó un momento “¿hasta cuándo permaneceremos juntos?, ¿me amas?, como quisiera poder preguntártelo…” le acarició el cabello.
 Se colocó un pantalón deportivo. Recogió la ropa tirada que había quedado por ahi living y la coloco doblada sobre la cama. Por último fue hasta la cocina a prepararse algo caliente para tomar, un café. El golpear de la puerta lo hizo derramar el agua cuando servía “mierda… ¿quién…?”, colocó una rejilla encima del charco de agua y fue a abrir.

-¡Rukia! –En buena situación lo visitaba. Tenía todas las de perder la intimidad de los dos si ella los descubría.

- Hio, Renji, ¿qué haces sin remera? Baaaaka, vas a agarrarte algo, ¿dónde está Ichigo?- Se mandó para adentro como perico por su casa.

- ¡Pide permiso antes! – la siguió de atrás ya que iba derecho para el cuarto al sentir al peli naranja allí.

- Permiso… - Ingresó con Renji entrando rápidamente detrás. Para su sorpresa la cama estaba tendida completamente (bueno, algo así, había cosas fuera de lugar, pero nada que no fuera normal en el cuarto de un hombre) e Ichigo no estaba. Rukia miró para la puerta del baño.- ¡Oe!, ¡Ichigo!

- ¡Para de gritar!, ¿¡qué eres, una loca!?, ¡estoy en el baño! – Gracias a los cielos, el grito de Renji lo había despertado, y se las había arreglado para estirar la cama y correr al baño con toda la ropa que había sobre la cama. Tiro algunas prendas a un canasto de ropa sucia y rescato su ropa para vestirse. Salió con la misma cara de “odio al mundo” de siempre.- ¿Qué mierda haces aquí?

- ¡Trátame con respeto, baaaaka!, me aburrí en casa de Urahara y tú estabas aquí, estas siendo mal amigo, ¿sabes? – Renji e Ichigo se miraron con complicidad, la cara de alivio de Renji era un poema.

- Renji me llamó, y decidí venir. Me aburrí solo, y no quería verle la cara a Urahara


-¡AaaaAAacHÚS! –El peliblanco se levanta bruscamente de la cama.

-¿Estás bien?- Le pregunta el moreno.

-Parece que me estoy por enfermar. –Se abraza a él.

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- ¿Qué hacían? – Caminó hasta el living. El peli naranja le pasó por al lado a Renji metiéndole la mano entre las piernas en una caricia disimulada lo que le hizo sobresaltarse sonrojado.

- No llevas nada ¿eh? – Dijo con un susurro entre dientes el atrevido shinigami mientras que caminaba detrás de Rukia – Mirábamos películas – contestó luego.

- Ichigo parece que quiere verla otra vez, le gusto demasiado-Atacó el pelirrojo, Ichigo sonrió al entender la indirecta.

- ¿Tan interesante estaba? – la morocha se sentó. Ichigo se le sentó al lado y Renji se sentó del otro lado de la chica. Tiraron un brazo cada uno detrás del sillón y se tomaron de la mano a espaldas de todo.

- Hai… – Le acarició la mano al teniente.

- Da para verla varias veces –Terminó Renji jugando con la mano de su amante.

- ¡Jaja!, ¡parecemos una gran familia!

 La película comenzó a correr.

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